29 agosto 2011

No aguardo por sus ojos, opacos, vidriosos, descartables. Ni por sus diminutas ventanas que asoman a las cumbres bañadas en todo aquello que es ajeno. Sin esfuerzo, invoco a los blancos y transparentes seres, que aletean en la densa espuma que me rodea. La brillante espuma que aprieta. Todo es de color, a veces soy sombría. Pero ella, ella es luz que incide sobre mis delicadas alas de satén.

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