31 octubre 2010

No consigo hacer una pausa en ningún momento del día. Este motor mental que sólo genera pensamientos nocivos parece abastecerse tanto de la luz solar como de aquella que vomitan cada noche las estrellas. Siento al universo como una enorme y abultada respuesta en chiste a todas mis plegarias. Qué plegarias? Digo que lo he intentado todo ya, pero... lo he hecho? Puedo aún engañarme a mí misma?

Ayer recorrí esas carpetas, una y otra vez, esperando encontrarte. Claro! Ahí estabas, junto a mí. Cuanta tortura innata cabe en el ser humano! No, creo que soy sólo yo. Y esta no soy yo, pero no consigo creerlo. Me conformo con exigirle al futuro que me devuelva entera.

Si vuelvo, me digo, volveré a prueba de balas.

Amén.

(25/10/2010)

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