02 noviembre 2010

Me aterra la estructuración de los días, porque con cierto disimulo consigue quitarle libertad al ser, consigue acorralarlo junto a una serie de tareas absurdas y repetitivas. Es la clase de rutina que nada nos aporta, que nos adormece, que espanta a la aventura, a la sorpresa. Es como un grito que pretende asustarnos, obligarnos a correr lejos de quien queremos realmente ser. Es preciso despertar. Es preciso encontrarnos.

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